Por: Andrés Vázquez SEGUIR
29 de enero de 2020
La avalancha de elogios no hace mella sobre su humanidad. Es uno mas entre las tanta figuras que están protagonizando la tradicional Vuelta a San Juan. La sencillez con que Remco Evenepoel se mueve entre el público esconde su trascendencia de figura mundial de ciclismo. Acá sus prematuros logros son parte del ayer y sus sueños de grandeza sobre las pintorescas rutas cuyanas están ahí, como siempre, dibujados en su sonrisa picarona. "Esta carrera siempre será especial para mí. Yo debuté como profesional de un equipo World Tour acá. Ojalá pueda ganar alguna vez", confiesa el belga a LA NACION. Sabe más que nadie todo lo que le falta recorrer si quiere hacer historia grande en el ciclismo. Tiene la alquimia de los elegidos. Esa rara mezcla de confianza y carácter. Por eso disfruta del presente y el calor de los sanjuaninos.
Con 20 años recién cumplidos, Remco ya es un hombre del ciclismo mundial. Aunque lo traicionen su voz de adolescente y sus cabellos revueltos; aunque digan lo contrario esa piel pálida retocada por el sol sanjuanino y esa sonrisa con resabios infantiles; aunque lo traicionen esos ojos celestes que parecen estar esperando el momento justo para volar lejos, quién sabe detrás de qué sueño fugaz. "Estoy en un equipo muy fuerte e intentaremos obtener, al menos, los mismos éxitos del año pasado. También a nivel personal. Espero volver a ganar en Argentina, esta Vuelta es muy especial para mí", admite Remco, quien es uno de los más requeridos por los fanáticos sanjuaninos para las fotos.
La última joya de este deporte sigue los pasos del colombiano Edgar Bernal y los belgas Mathieu Van der Poel y Wout Van Aert, otras tres promesas convertidas en realidad mucho antes de lo que dictan los cánones. El prodigio Evenepoel dio el salto de la categoría junior al World Tour de la mano del Deceuninck-Quick Step la temporada pasada. Y en su debut profesional ya suma seis triunfos: dos etapas y la general de la Vuelta a Bélgica, un parcial de la Adriática Iónica, además de la Klasikoa y el Europeo CRI. No es de extrañar que el universo ciclista lo siga de cerca y no le quite la vista.
Sin embargo, antes de este presente de ciclista reconocido, el joven Evenepoel tenía todo para triunfar en fútbol. Integró las divisiones juveniles de Anderlecht y PSV Eindhoven, de Holanda, y los seleccionados Sub 15 y Sub 16 de Bélgica, donde lució el brazalete de capitán. Quienes lo vieron jugar, hablan de un exquisito volante central, con muchas condiciones técnicas y personalidad. Pero los botines y la pelota perdieron valor ante la bicicleta cuando más tentador asomaba su futuro. "El fútbol me exigió desde muy niño y eso hizo que me aburriera. Necesitaba practicar otro deporte que me devolviese a la felicidad", comentó, hace un tiempo, ante un medio español.
A los 17 años, para satisfacción de su padre Patrick, un ciclista profesional, decidió cambiar la pelota por la bicicleta y rápidamente comenzó a sobresalir en las pruebas más importante de Europa, convirtiéndose en una auténtica revolución. "Es un chico que no tiene límites", advierten los expertos. "Remco tiene un potencial increíble. Es muy joven y tiene mucho tiempo para llegar a su techo. No tengo dudas que logrará cosas muy importantes", analiza su compañero de equipo Julian Alaphilippe, triple campeón mundial.
Es que los prematuros logros que porta lo convierten en un dotado. Y no solo por las victorias, sino por la forma de ganar. En 2018, se convirtió en campeón europeo y mundial juvenil de la especialidad contrarreloj individual. La temporada pasada, en su debut con el equipo belga Quick-Step, obtuvo la Vuelta de San Sebastián, carrera del World Tour; en la Vuelta a San Juan terminó noveno en la general, salió tercero en la contrarreloj individual -a 12 segundos del francés Alaphilippe-, y se adjudicó la clasificación del mejor ciclista joven con dos etapas ganadas.
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Fuente:
Periodista: Andrés Vázquez
Imagen: BILL TORRES / GlobeSport
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